La Artritis Psoriásica es una enfermedad que afecta al 30% de las personas con Psoriasis, y puede ser potencialmente discapacitante. Esta condición inflamatoria crónica, de origen autoinmune, causa dolor y rigidez en las articulaciones, lo que dificulta actividades cotidianas como vestirse, levantar objetos del suelo o bañarse. La falta de información y las demoras en el acceso al diagnóstico impactan negativamente en la calidad de vida de los afectados, generando preocupación en las organizaciones que los agrupan.
Es fundamental contar con un diagnóstico temprano de la Artritis Psoriásica, ya que la discapacidad física que provoca es progresiva e irreversible. Los pacientes deben estar alerta ante síntomas como dolores en las manos, rodillas o espalda baja, y consultar inmediatamente a un médico reumatólogo.
Esta enfermedad puede afectar la capacidad laboral de los pacientes, siendo diagnosticada en la mitad de su edad activa, lo que contribuye al desempleo asociado, que alcanza aproximadamente al 23%. Además, el impacto económico se agrava por la presencia de comorbilidades, como enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, obesidad, entre otras.
El abordaje terapéutico ha mejorado gracias a la investigación científica y al desarrollo de nuevas drogas, como los anticuerpos monoclonales, que han mejorado significativamente la calidad de vida de los pacientes y reducido su discapacidad.
Es importante generar conciencia sobre la Artritis Psoriásica y mejorar el acceso al diagnóstico y tratamiento para reducir los subtratamientos y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Actualmente, no existe una normativa específica que garantice la cobertura total del tratamiento, el alto costo de las terapias y medicamentos dificulta el acceso para muchos pacientes. Solo en casos extremos se otorga el Certificado Único de Discapacidad, lo que complica aún más la situación para aquellos que no cumplen con los criterios establecidos. Sin un mayor reconocimiento y conciencia sobre la Psoriasis, el impacto en la salud de los pacientes y en la sociedad seguirá siendo elevado, con repercusiones en los gastos en salud, la pérdida de productividad y la participación plena del paciente en la comunidad.
Como siempre los invito a “Ejercer sus derechos porque su ejercicio no constituye meros privilegios».
Dra. Silvina Cotignola, abogada especializada en discapacidad, salud y familia.