La hipertensión: Un enemigo silencioso

Amigos… Estoy convencida que hablar de prevención en materia de discapacidad es casi obligatorio para quienes nos dedicamos, desde cualquier disciplina, al abordaje de este grupo etáreo. Es por ello que me ocuparé de una de las tantas patologías que bien controladas evitan ingresar al complejo mundo de la discapacidad con sus inevitables complicaciones, desde mi ámbito, jurídicas. La hipertensión no es ni más ni menos que la elevación crónica y sostenida de las cifras de la presión arterial, esto es, la máxima o sistólica y la mínima o diastólica o ambas. Para poder verificar tales cifras cómo mínimo hay que tomársela tres o cuatro veces, y que las medidas sean iguales o superiores a 140/90. Ello es así porque el 40% de los pacientes hipertensos suelen no seguir el tratamiento prescripto por su médico.
Es dable señalar que uno de cada tres adultos padece hipertensión, uno de cada tres adultos desconoce que es hipertenso y uno de cada tres adultos que ya está en tratamiento por su hipertensión, no logra mantener sus cifras por debajo de 140/90. Estos son los mensajes que se lanzan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) para concienciar a la población de todo el planeta sobre esta enfermedad y la importancia de saber las cifras de presión arterial para cuidar la salud del corazón.

Cada año, el 7 de abril se celebra el “Día Mundial de la Salud” para conmemorar la creación de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), evento ocurrido en 1948. Para ello se elije un tema que resulte relevante para la salud pública mundial. Este año se escogió “la hipertensión”, por ser ésta un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares que, no obstante a ser prevenible, sigue afectando a uno de cada tres adultos en todo el planeta. 

¿Por qué esta enfermedad constituye un determinante factor de riesgo que conlleve tal vez a patologías discapacitantes? Pues su padecimiento aumenta el riesgo de infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares así como la insuficiencia renal. De hecho, los expertos la consideran como la culpable de cerca de la mitad de todas las defunciones por accidente cerebrovascular o cardiopatía. Pero peor aun, si sabiendo de su existencia el paciente no la controla, puede también provocar ceguera, arritmias e insuficiencias cardiacas. Claro es que tal peligro aumenta si, además, se asocia a otros factores de riesgo cardiovascular como puede ser la diabetes. Esto suele suceder porque al tratarse de una enfermedad silenciosa no da síntomas hasta que se presentan las primeras complicaciones.
Pero si dominamos nuestra patología de base, la hipertensión, una vez diagnosticada la misma, la presión arterial puede ser controlada ¿cómo? En general, mediante fármacos o, en pacientes muy determinados, a través de la denervación renal, consistente en una técnica que se aplica en las dos arterias renales, realizándose en pacientes con hipertensión severa que siguen tratamiento médico con tres o cuatro fármacos (y sin patologías que interfieran) pero a pesar de eso, no puede controlárseles.
Corolario de lo narrado y a fin de conmemorar el día mundial de la salud 2013, la OMS pretende, con la celebración de este día, que se reduzcan los infartos agudos de miocardio. Para ello, estableció 5 objetivos universales y específicos relacionados a la hipertensión: 1- promover la concientización sobre sus causas y consecuencias. 2- alentar a la población a modificar los hábitos que la provocan. 3- convencer a los adultos para que controlen su presión arterial en forma habitual. 4- aumentar el número de centros sanitarios donde se realicen esta clase de controles. 5- impulsar a las autoridades nacionales y locales a difundir comportamientos saludables.

Amigos… debiéramos ocuparnos de la hipertensión arterial como factor de riesgo de varias enfermedades discapacitantes desde siempre, incluso desde la más tierna infancia. Una vez que se obtienen cifras superiores a los valores que los expertos han consensuado como normales, es inevitable consultar a los médicos a fin de que ellos nos orienten sobre la terapéutica aconsejable para cada caso. Como suele decirse con frecuencia “hablar de la verdad es más fácil, vivir con arreglo a ella, es más difícil”.

Por ello entonces a seguir insistiendo en que “EJERCER LOS DERECHOS NO CONSTITUYE MEROS PRIVILEGIOS”.

DRA SILVINA COTIGNOLA, ABOGADA ESPECIALIZADA EN DISCAPACIDAD, SALUD Y FAMILIA.

smlcoti@hotmail.com.ar