Paradoja de la prevención celebrada como principio pero resistida en la práctica

Amigos… la idea al escribir esta columna semanal es realizar una reflexión concreta acerca de la prevención en el mundo actual, mitos y realidades de una propuesta más declarada que tangible. Ello nos invita a pensar ¿por qué es tan difícil materializar la prevención? Este es un interrogante diario tanto en la práctica médica como en el diseño de las políticas públicas en materia de salud. Claro es, que la prevención fue muy importante para llegar a los niveles de longevidad en la población actual.  Si nos basamos en los registros fósiles, las personas de hace 40.000 años  sobrevivían hasta solo los 25 años. En los milenios previos al siglo 20, la expectativa de vida aumentó otros 25 años, con una progresión no mayor a un año por cada 1000 años.  Con posterioridad, dicha expectativa  en los países más desarrollados aumento otros 25 años más.  Recién entrado el siglo 20, con el crecimiento económico de las naciones, mejores practicas higiénicas en las personas y fundamentalmente el reconocimiento de las enfermedades infecciosas, favorecieron para que la población elevara su nivel nutricional, mejorando así su calidad de vida, ello básicamente apoyado en la administración generalizada de vacunas y antibióticos para todos los individuos.  Pero debe resaltarse que llegado el año 2010, las enfermedades no transmisibles causaron las dos terceras partes de las muertes en todo el planeta.  Es así, que dicha transición epidemiológica incrementó la importancia de la prevención tanto en enfermedades de tipo crónicas como aquellas que sobrevienen por malos hábitos de vida.

En resumen, decidí abstenerme de comentar historias personales que sé certeramente podrían llegar a conmoverlos, para en cambio utilizar estadísticas que sin golpes bajos nos induzcan a la toma de conciencia. Siempre proporciona mejor y mayor calidad de vida a los seres humanos, la información preventiva de enfermedades y patologías  discapacitantes en lugar de  valernos de golpes bajos para lograr tal comentido. Con demasiada frecuencia, los beneficios que proporciona la prevención no llegan tangiblemente a quienes las pagan. Los cambios de conductas persistentes  son difíciles, pero al mismo tiempo muy necesarios para tomar conciencia de los beneficios que trae consigo cualquier tipo de prevención en materia sanitaria, en suma, mejor calidad de vida para los afectados y menor erogación para la atención de tales dolencias. Pensar que las cosas son normales cuando son evitables,  es un obstáculo psicológico  para implementar estrategias de prevención.  Por todo esto, comparto con los expertos en salud, que las  intervenciones preventivas deben producir ahorros netos, en tanto que a las intervenciones terapéuticas solo les es exigible un mejor valor. ¿Ello que significa? Pues sencillamente que existe un doble estándar para juzgar las bondades de las intervenciones de carácter preventivas en relación con las de índole terapéuticas.

Un punto más que álgido en materia de prevención son los intereses comerciales  que ella involucra. Estos  pueden actuar contra la prevención de manera directa o indirecta. No obstante este criterio, podría ser beneficioso si se pudiera realinear los incentivos, de modo tal que se produzcan mayores ganancias y mejor calidad de salud a través de las mismas acciones. Finalmente entiendo que este círculo cerraría de manera perfecta, si los medios de comunicación masiva se utilizaran convenientemente, de esta forma, la prevención explicitada en forma fácil, coloquial y sencilla, no solo seria mas barata para los costos sanitarios nacionales sino que involucraría a los médicos en esta fantástica actividad concienciando respecto de riesgos evitables cuando efectivamente así  pueden serlo. Pues entonces debo sostener con total convicción que es valorable invertir en prevención pues ello posibilitara un futuro más saludable para todos, neutralizando sino evitando, complicaciones o consecuencias discapacitantes de algunas enfermedades. 

Amigos…. Luego de este somerísimo análisis puedo soslayar que los puntos de vista preventivos en materia de salud y/o calidad de vida, difieren sustancialmente de los enfoques curativos.  Esto significa ni más ni menos, que cuando el paciente solicita atención medica atento a sus síntomas y signos, el objetivo del profesional de la salud pasa a ser la realización de su diagnóstico,  es decir conocer con exactitud la patología que causa dicha enfermedad, en consecuencia determinar el tratamiento más adecuado y oportuno para esa persona. Es sustancial tener en cuenta, que la medicina preventiva no se centra en la patología /enfermedad, sino en el riesgo que ésta pudiere conllevar a quien las detentara. En tanto, en la medicina curativa, la meta es la recuperación del paciente procurando que aquel retorne a su estado anterior donde gozaba de buena salud. Por otro lado, cuando los estadistas y los científicos enuncian  los resultados de estudios y protocolos, por ejemplo, el número de infartos de miocardios, y defunciones, la prevención contrariamente será exitosa, cuando haya ausencias de tales acontecimientos.

Es por ello que los vuelvo a invitar a “ejercer sus derechos porque su ejercicio no constituye meros privilegios”.

Dra. Silvina Cotignola, abogada especializada en discapacidad y familia. smlcoti@hotmail.com.ar